Cara Sur del Pico de Orizaba

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miércoles, 14 de septiembre de 2011

Mal Agudo de Montaña

Es una enfermedad que puede afectar a alpinistas, excursionistas, esquiadores o viajeros a grandes alturas (particularmente por encima de los 8,000 pies o 2,400 metros).

CausasEl mal agudo de montaña se debe a una combinación de reducción de la presión atmosférica y niveles más bajos de oxígeno a grandes alturas.

Cuanto más rápido ascienda a una mayor altitud, mayor será la probabilidad de desarrollar el mal agudo de montaña. Sus síntomas también dependerán de la velocidad de su ascenso y de qué tanto se esfuerce usted mismo.

Usted está en mayor riesgo del mal agudo de montaña si:

•Vive en o cerca al nivel del mar.
•Tuvo la enfermedad antes.

SíntomasLos síntomas pueden ir desde leves hasta potencialmente mortales y pueden afectar el sistema nervioso, los pulmones, los músculos y el corazón.
En la mayoría de los casos, los síntomas son leves. Los síntomas que generalmente están asociados con el mal agudo de montaña de leve a moderado son:

•Dificultad para dormir.
•Mareo o sensación de vértigo.
•Fatiga.
•Dolor de cabeza.
•Inapetencia.
•Náuseas o vómitos.
•Pulso rápido (frecuencia cardíaca).
•Dificultad respiratoria con esfuerzo.

Los síntomas generalmente asociados con un mal agudo de montaña más severo abarcan:
•Coloración azulada de la piel (cianosis).
•Rigidez o congestión pectoral.
•Confusión.
•Tos.
•Expectoración de sangre.
•Disminución del estado de conciencia o aislamiento de la interacción social.
•Tez pálida o grisácea.
•Incapacidad para caminar en línea recta o incapacidad absoluta para caminar.
•Dificultad respiratoria en reposo.

Pruebas y exámenesEscuchar el tórax con el estetoscopio ( auscultación) revela ruidos llamados crepitaciones (estertores) en el pulmón, lo cual puede ser un signo de líquido en los pulmones.
Igualmente, se puede realizar una radiografía de tórax.
TratamientoEl diagnóstico temprano es importante. El mal agudo de montaña es más fácil de tratar en las etapas iniciales.
El principal tratamiento para todas las formas del mal de montaña es bajar o descender a una altitud menor tan rápido y seguro como sea posible. Usted no debe seguir ascendiendo si presenta síntomas.
Se debe administrar oxígeno extra si está disponible.
Las personas con mal de montaña grave pueden necesitar hospitalización.
La acetazolamida (Diamox) se puede administrar para ayudar a mejorar la respiración y reducir los síntomas leves. Este fármaco puede incrementar la micción. Cuando tome este medicamento, cerciórese de beber mucho líquido y no consumir alcohol.
Si usted tiene líquido en los pulmones (edema pulmonar), el tratamiento puede abarcar:

•Oxígeno.
•Un medicamento antihipertensivo llamado nifedipina.
•Un tipo de fármaco llamado inhibidor de fosfodiesterasa (sildenafil).
•Inhaladores beta-agonistas.
•En casos graves, un respirador.

La dexametasona (Decadrón) puede ayudar a reducir la hinchazón del cerebro (edema cerebral).

Las cámaras hiperbáricas portátiles le permiten a los caminantes simular condiciones a altitudes más bajas sin moverse realmente del lugar en la montaña. Estos dispositivos son muy útiles en caso de que el mal tiempo u otros factores imposibiliten el descenso de la montaña.

Expectativas (pronóstico)La mayoría de los casos son leves y los síntomas se mejoran al bajar de la montaña a una altitud menor.
Los casos graves pueden llevar a la muerte debido a los problemas pulmonares o un edema cerebral.
En áreas remotas, la evacuación de emergencia puede no ser posible o el tratamiento se puede demorar, lo que puede tener un efecto negativo en el desenlace clínico.

Posibles complicaciones
•Coma.
•Líquido en los pulmones (edema pulmonar).
•Inflamación cerebral.

Cuándo contactar a un profesional médicoConsulte con el médico si tiene o tuvo síntomas del mal agudo de montaña, incluso si se sintió mejor después de regresar a una altura más baja.

Llame al Emergecias Medicas si usted u otro escalador tienen cualquiera de los siguientes síntomas:

•Problemas respiratorios graves.
•Alteración del nivel conciencia.
•Expectoración de sangre.

Descienda de la montaña inmediatamente y lo más seguro que sea posible.
PrevenciónLas claves para la prevención del mal agudo de montaña abarcan:
•Ascender la montaña gradualmente.
•Detenerse por uno o dos días a descansar cada 2,000 pies (600 metros) cuando se está por encima de los 8,000 pies (2,400 metros).
•Dormir a una altitud más baja cuando sea posible.
•Aprender cómo reconocer los primeros síntomas del mal de montaña.

Si usted va a viajar por encima de los 9,840 pies (3,000 metros) debe llevar suficiente oxígeno para varios días.
Si planea un ascenso rápido a una gran altura, pregúntele al médico sobre el medicamento llamado acetazolamida (Diamox). Este fármaco le ayuda al cuerpo a acostumbrarse a mayores alturas más rápidamente y reduce los síntomas menores. Este fármaco se debe tomar un día antes de ascender y continuarse durante los siguientes uno o dos días.
Si usted está en riesgo de anemia, pregúntele al médico si un suplemento de hierro es apropiado en su caso. La anemia disminuye la cantidad de oxígeno en la sangre.

Al escalar:
•Tome mucho líquido.
•Evite el consumo de alcohol.
•Consuma comidas regulares ricas en carbohidratos.

Usted debe evitar las grandes alturas si padece cardiopatía o neumopatía.
Nombres alternativosEdema cerebral por grandes alturas; Mal de la montaña; Anoxia por altitud; Mal de las alturas; Edema pulmonar a grandes alturas

ReferenciasHackett PH, Roach RC. High-altitude medicine. In: Auerbach PS, ed. Wilderness Medicine. 5th ed. Philadelphia, Pa: Mosby Elsevier; 2007:chap 1.
Schoene RB, Swenson ER. High Altitude. In: Mason RJ, Murray JF, Broaddus VC, Nadel JA, eds. Textbook of Respiratory Medicine. 4th ed. Philadelphia, Pa: Saunders Elsevier; 2005: chap 65.
Wright A, Brearey S, Imray C. High hopes at high altitudes: pharmacotherapy for acute mountain sickness and high-altitude cerebral and pulmonary oedema. Expert Opin Pharmacother. 2008;9(1):119-127.
Yaron M, Honigman B. High-altitude medicine. In: Marx, JA, ed. Rosen's Emergency Medicine: Concepts and Clinical Practice. 6th ed. Philadelphia, Pa : Mosby Elsevier; 2006: chap 142.
Actualizado: 1/5/2011Versión en inglés revisada por: Jacob L. Heller, MD, Emergency Medicine, Virginia Mason Medical Center, Seattle, Washington, Clinic. Also reviewed by David Zieve, MD, MHA, Medical Director, A.D.A.M., Inc.
Traducción y localización realizada por: DrTango, Inc.

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